Este último fin de semana de marzo comienza el mundial de Fórmula 1. Lo hace en el mismo circuito que en los últimos 13 años, en el circuito de Albert Park, en Melbourne (Australia) (salvo el año 2006, que comenzó en Bahrain). Sin embargo, las cosas no están igual que en los últimos 13 años.
En 1996, el ganador de GP de Australia fue el piloto británico Damon Hill, del equipo WilliamsF1-Renault. Esta es una de las pocas victorias que se han podido ver de un equipo “pequeño” (un equipo que no sea McLaren o Ferrari) en estos últimos 13 años en Australia. Durante este tiempo, el circuito de Albert Park ha sido territorio Ferrari (con 6 victorias) o, en su defecto, de McLaren (4 victorias). Tenemos que venir ya hasta 2005 y 2006 para ver una victoria de un equipo que no sea uno de los dos colosos de la Formula 1. El equipo que cortó la racha de Ferrari en Melbourne (llevaban 5 victorias en los últimos 6 GP), fue Renault, de la mano de Giancarlo Fisichella en 2005 y del español Fernando Alonso en 2006; casualmente coincidiendo con los años de esplendor de la escudería francesa. En los últimos 13 años, los equipos “grandes” han cosechado el 77% de las victorias en este circuito, por el 23% de los equipos “pequeños”.
Sin embargo, con nuevas normativas impuestas por la FIA como el KERS, todo se ha igualado mucho y los equipos que no están muy acostumbrados a conseguir victorias, se ven ahora con posibilidades de subirse a lo más alto del podium. En cambio, tanto en McLaren como en Ferrari, a pesar de que sus coches siguen siendo los mejores de la parrilla, no se ven ganando en Albert Park e intentan quitarse el cartel de favoritos que casi siempre han llevado (aunque lo más probable es que estén jugando al despiste).
En cualquier caso, declaraciones como las del vigente campeón del mundo y el piloto número 1 de McLaren, Louis Hamilton, ponen de manifiesto la inseguridad que hay en el box de la escudería británica: “el coche de este año está un poco detrás del resto", "mi plan es poder estar adelante en Melbourne, pero si no puedo correré con todo mi corazón", "creceremos según avance el año". De igual manera, su homólogo en Ferrari, el finlandés Kimi Raikkonen, no se muestra tan seguro como en años anteriores: "es difícil hacer predicciones teniendo en cuenta los múltiples cambios de normas de esta temporada. Ferrari ha sido muy competitivo durante los entrenamientos, pero tenemos que ver nuestras opciones en Melbourne, cuando todos nos encontremos en la carrera con el mismo combustible y en el mismo momento".
El pesimismo de los dos colosos contrasta con el entusiasmo que existe en otros equipos donde se ha desatado la euforia al ver a sus pilotos con posibilidades de luchar por la victoria. Es el caso de Renault, donde ven a Fernando Alonso como un más que posible campeón. El bicampeón del mundo ha declarado que "estaremos en la pelea por la victoria en Australia" y que “estoy realmente contento con el KERS que hemos desarrollado y espero que nos pueda dar cierta ventaja al inicio de la sesión”. Por su parte, el veterano piloto brasileño Rubens Barrichello demuestra estar realmente feliz en su nueva escudería (la novata Brawn GP) que le permite volver a pelar con los más grandes de este deporte: “no es una locura [ganar]. He esperado mucho tiempo para encontrarme otro equipo que me diera las condiciones que me daba Ferrari pero con libertad de no hacer carreras para Schumacher”.
Las dudas se empezarán a resolver el viernes y el sábado (sesión de entrenamientos y clasificación) pero no aclararán del todo hasta el domingo. Hasta entonces, nos quedan varios días de especulaciones y declaraciones sobre este Gran Premio y el resto de la temporada. A los amantes de este deporte, sólo nos queda la ilusión de que todo sea como parece que va a ser y que, así, por fin gane el mejor piloto y no el piloto que tiene el coche más rápido.
